lunes, 20 de septiembre de 2010

Erase una vez una ciudad en la que había niños, adolescentes, jóvenes, cuarentones, maduros, jubilados y mayores, de ambos sexos, pero sobre todo existía una raza especial que se autocalifica como tradicionales, “de toda la vida” o “como Dios manda”; personas que han vivido y convivido en cualquier estación del año, vivieron cuando “..Volvió a reír la primavera” y son capaces de ahora que el verano político nos calienta seguir en tertulias, escribir columnas periodísticas e incluso ser “la razón de ser” de algún medio de comunicación.

Esta raza que hoy pide respeto para si, es la que durante la primavera risueña no respeto a nadie; bueno, a nadie que no opinara como ellos.

La verdad y lo reconozco es que están bien organizados, son capaces de controlar la organización de colegios, desde donde manejan a su antojo a un colectivo educativo importante, aun en contra de los representantes de los padres y de una parte importante de los alumnos. También funcionan, con los mas rudos e incultos de sus componentes, las barras de los bares desde donde despotrican a diario en contra del gobierno legítimamente elegido y en donde, incluso, la crónica rosa de la ciudad, la que no les afecta, es uno de los espacios mas elegidos.

Así mismo se ponen la capucha de los anónimos en los foros anónimos en donde hablan e insultan a todo el que se les pone a tiro y sobre todo a todos aquellos que por H o por B, discrepan de sus ideas y sobre todo de sus líderes.

Este es el panorama que tenemos, un difícil panorama con el que quieren que vuelvan las oscuras golondrinas. ¿Lo vamos a permitir?